Es posible que en tiempos prehistóricos, o aún en sociedades "primitivas", el establecimiento de la pareja sexual debía ser esencialmente funcional y efímero, sin llegar a dar lugar a una pareja con algún grado de estabilidad. Se supone que finalmente el instinto gregario de la especie fue cobrando importancia al punto de surgir la necesidad de organizar la convivencia e institucionalizar la distribución del poder.
Las parejas circunstanciales comenzarían a ser sustituídas por vínculos más o menos duraderos y surgirá así la noción de "familia" que sin lugar a dudas será la institución con más peso a la hora de fijar los vínculos entre los sexos. En efecto, la adscrpción de la descendencia debió poner en evidencia el modo en que podían incrementarse las fuerzas, lo cual era una clara ventaja para el hombre. Ya no se trataba de sobrevivir solitariamente sino que el grupo ampliaba notablemente sus posibilidades.
En un punto no basó con formar sociedad con la pareja deseada, hacía falta también que ésta sea reconocida y aceptada por los demás hombres en igual situación. Entonces, esta célula básica de cualquier sistema de parentezco se legitima a partir de la institución matrimonial. De esta manera, todos los hijos que nazcan de la mujer, pasan a considerarse hijos legítimos de la pareja y por lo tanto, deben ser protegidos por éste.
En sociedades complejas, la elección del conyuge es un delicado proceso. En algunas culturas, como en la occidental, ésta elección es libre... pero estos sistemas abiertos son minoritarios en el mundo.
En la gran mayoría de las sociedades existen reglas respecto a como se puede o no establecer uniones. En estos casos, la exogamia puede ser una de las reglas, la cual obliga a buscar conyuge en grupos diferentes al propio, es el caso frecuente de los clanes. Este tipo de reglas propicia las alianzas entre grups y hasta podrían incluso inferirse que da cuenta de cierta sabiduría genética.
La regla opuesta es la endogamia que obliga a realizar la elección de pareja dentro del propio grupo, aunque generalmente no del grupo de paretesco sino local o económico. Pero es infrecuente que la endogamia se extienda hasta los vínculos sanguíneos directos. Las uniones dentro del círculo familiar intimo son considerados un tabu en la mayoría de las culturas. El incesto por lo tanto, no puede ser legalizado a través del matrimonio.
En otras sociedades hay incluso reglas que indican la categoría de las mujeres con las que se aconseja el matrimonio. Este tipo de reglas propician el intercambio de muejres entre dos grupos o un intercambio en una sola dirección entre varios grups delimitados por razones de parentesco, región geográfica, grupo o incluso, jerarquía social.
La monogamia es un sistema que exige que cada conyuge tenga un solo consorte, mientras que la poligamia legitime que un conyuge tenga varios consortes simultáneos.
Si se trata de un hombre que tiene varias mujeres, el sistema se denomina poliginia, caso frecuente en muchas sociedades. Menos habitual es el caso contrario en que una mujer tiene varios consortes, lo que se conoce como poliandria.
Hay sociedades que diferencian entre padre legal y progenitor de manera que es o sible celebrar matrimonio con una persona difunta del mismo o de distinto sexo (que sería el padre legal). En estos casos, aún cuando el progenitor esté vivo, no tendrá derecho alguno sobre la descendencia, que será legalmente hijo de otro u otra.
Matrimonio y licitud de la relación sexual no se presuponen siempre en todas las sociedades y aún en las que así ocurre convencionalmente, la realidad suele se otra. En muchas sociedades africanas, por ejemplo, se aprueban las relaciones sexuales prematrimoniales siempre y cuando no llegen a completar la relación con la cópula, y el objetivo es claramente evitar los hijos extramatrimoniales. En tales sociedades, se practican ceremonias de inicación sexual que refrendan la licitud tales ejercicios fuera del matrimonio. Estas ceremonias tienen por portagonistas a los muchachos en sociedades patrilineales y a las chicas en las matrilineales. Y en este contexto, cualquier pareja ocasional que resulte, carece de importancia social. En el caso de embarazo, la solución suele variar: hay culturas en las cuales es la garantía para encontrar marido.
La hospitalidad sexual es muy frecuente en las culturas primitivas, por ejemplo entre los esquimales y los hotentotes de Sudáfrica. En estos pueblos, el intercambio de esposas se considera un signo de amistad.
El fundamento de éstas prácticas parece verse en el hecho de que los pueblos nómades obligan a los hombres a ausentarse de sus hograes durante largos períodos de tiempo, por lo que la hospitalidad sexual se concibe como un medio socialmente aceptado para mitigar a través de un sistema legitimo las tensiones sexuales de los varones y disminuir la agresividad que pudiera generarse tras largos períodos de abstinencia.
La disolución del vínculo matrimonial está admitido en casi todas las sociedades, pero solo en casos extremos y no necesariamente guardan relación con la incompatiblidad de caracteres o con la infidelidad. Se trata con seguridad de un aspecto completamente reglado y en este sentido parece observarse que resulta un complente estabilizador de la institución matrimonial. En otras palabras, porque existe el divorcio, el matrimonio mantiene su vigencia.